lunes, 30 de septiembre de 2019

MIGRAR ES DE HUMANOS



Emigrar es un riesgo que muchos seres humanos han tomado a lo largo de la historia de la humanidad. Es más, la historia de la humanidad puede ser considerada la historia de la migración. Desde que nuestra especie decidió salir de las cavernas para explorar su entorno, convirtiéndose en nómada, su característica principal fue la movilidad, la transhumancia, el movimiento perpetuo del hombre a lo largo y ancho de la geografía terrestre. 
Este estilo de vida, hasta llegar a la civilización moderna y contemporánea fue promovido e impulsado por algunos elementos principales y fundamentales, inherentes a la condición humana: 1-La curiosidad, 2-La búsqueda de superación personal y colectiva, es decir, una mejor calidad de vida. 

Todo este fenómeno es natural de nuestra especie, desde los pastores antiguos, que movilizaban sus rebaños a lugares con más y mejor vegetación; hasta la migración moderna, muy similar a aquella antigua, porque su propósito siempre fue uno sólo: Vivir mejor.

40 años vagaron por el desierto los judíos según el libro del Éxodo, buscando "LA TIERRA PROMETIDA", hasta lograr encontrarla. Esta alegoría nos da ciertos indicios y elementos de análisis para cotejar con la situación actual, y poder comprender mejor lo que en este pequeño escrito tratamos de exponer: El ser humano siempre ha migrado de un lugar a otro, de un sitio a otro. La naturaleza del hombre es esa, el movimiento constante hacia mejores situaciones. No en balde hemos llegado a la era actual, que con sus miles de defectos nos ha traído progreso, salud y avances de toda índole que en otras épocas apenas hubieran podido soñar.

La migración es un fenómeno esencialmente natural, lo hacen los seres vivos de todas las especies, dependiendo de sus condiciones de vida. ¿Por qué entonces no ha de hacerlo el ser humano? 

El fenómeno migratorio es tan antiguo como la humanidad, así como igual de antigua es la corrupción y la maldad. Es normal que con la migración también migren las costumbres y hábitos de determinados grupos humanos, hábitos buenos y malos. No existe sobre la faz de la tierra eso conocido como "el hombre perfecto". Cada individuo posee en sus haberes internos un entramado de virtudes y defectos, construidos a lo largo de su existencia. El crecimiento de las comunicaciones en lo que conocemos como la "era de la información", ha traído enormes avances, así como grandes problemas, uno de ellos ha sido la desinformación. Es usual ver que en redes el comportamiento social sea muy similar al comportamiento salvaje. Si alguna persona publica determinado contenido o vídeo, la turba digital sencillamente redifunde el contenido y manifiesta su sesgada visión de las cosas. Tanto así, que hemos visto como información sin verificar, muchas veces falsa o manipulada, es tomada como cierta por grupos humanos, hasta el punto de construir un "criterio" o modo de pensar respecto a determinados asuntos, y uno de esos asuntos es la migración. 

Últimamente ha sido bastante visible una ola informativa respecto a la migración venezolana, ha quedado en evidencia que existen algunos grupos de personas con la finalidad de promover ciertos puntos de vista adversos contra la comunidad venezolana. Se ha satanizado a la migración de nuestro país hasta un punto relativamente irracional, los promotores del odio han querido vender malamente que todo venezolano es un delincuente o un asesino, y nada puede estar más lejos de la realidad. Los venezolanos no somos moneda de oro, no estamos exentos de vícios ni defectos, pero ¿Quién lo está? Todo ser humano posee vicios y defectos, nadie está libre de ello, así como no lo están quienes desde la sombra promueven el odio por motivos de nacionalidad.

Todos o casi todos los apellidos que existen en el continente americano, son de origen foráneo, ya que, o son españoles, o son portugueses, o son ingleses, alemanes, etc. Esto quiere decir, que en algún punto de la historia del árbol genealógico del americano, participó un inmigrante, ya sea por la colonización, ya sea por migración moderna, por motivos de hambruna, guerra o crisis. Por tanto, es absurdo en pleno siglo XXI pensar que la migración es mala o perjudicial, que destruye países o que mata personas, cuando el curso de la historia humana ha demostrado todo lo contrario: La migración enriquece culturas, abre puertas en diferentes latitudes y une a la gente, te hace empático, amplía tus conocimientos sobre el mundo y te demuestra que el ser humano en su esencia es igual en todas partes, que no hay gente mejor ni peor, sino que sólo hay costumbres diferentes, hábitos distintos y estilos de vida diversos. 
El motivo de estas palabras es promover un ambiente de concordia, de entendimiento y de fraternidad. No permitamos que miedos absurdos nos dividan como humanidad, no promovamos el resentimiento o el odio contra el inmigrante. El inmigrante venezolano generalmente es una persona que ha abandonado su país y todo lo que conoce para aventurarse en una tierra desconocida, donde carece de todo tipo de contactos y apoyo, donde por lo general no tiene nada seguro, ni trabajo, ni amigos, ni nada, y aún así, con una fortaleza loable hemos sabido salir adelante, hemos en nuestra mayoría aprendido a integrarnos a nuestros nuevos hogares, con respeto y ganas de progresar. Así que, si vez a un inmigrante, especialmente venezolano, no te pido que le ofrezcas confianza automática, no te pido que le abras las puertas de tu casa, sólo te pido que lo entiendas, que trates de imaginar lo dura que puede ser su vida, y si está en tu poder y voluntad, le apoyes al menos con unas palabras de aliento, no es fácil emigrar de la manera en que lo hemos hecho, la incertidumbre gobierna los días de muchos de mis paisanos. 
Tolera, entiende, y no promuevas la discriminación de ningún ser humano. Verás que las generaciones futuras cosecharán tus buenas acciones.

jueves, 12 de septiembre de 2019

¿ESTAMOS VIVIENDO LA MAYOR CRISIS POLÍTICA DE NUESTRA ERA?: FUNDAMENTOS PARA LA CREACIÓN Y CONSOLIDACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS


Las organizaciones políticas, por lo general, son agrupaciones estructuradas de personas que persiguen fines y objetivos políticos, digo “por lo general” porque, infortunadamente, en el caso venezolano, así como en algunos casos en el resto de américa latina, el propósito y razón de ser de dichas organizaciones se ha visto opacado o desvirtuado por un conjunto de variables, problemas severos que se han propagado como fuego en la pradera de los partidos políticos. Con profunda preocupación, hemos observado el crecimiento de la corrupción dentro de las organizaciones políticas, hasta el punto en que, la población, la gente, el pueblo, la ciudadanía, ha dejado de creer por completo en las propuestas de la clase política.

Es por ello que el sistema de organizaciones políticas y su estructura debe ser revisado a fondo, repensado, y finalmente recreado, reestructurado. Para ello, es menester traer a colación lo mejor de nuestra experiencia, conocimientos, valores y principios.

Para entrar en materia, para lograr explicar mejor el tema, y entrar en contexto de manera práctica tomemos como ejemplo o muestra la organización política más emblemática y al mismo tiempo más cuestionada de Venezuela: Acción Democrática.

El “partido del pueblo” es la organización política más conocida en territorio venezolano, por su estructura, funcionamiento, capacidad electoral, compromiso de su militancia, entre otros. Sin embargo, así como hemos señalado tantos aspectos positivos, sin menoscabo de ellos, es preciso decir que AD también se ha visto plagado de aspectos nocivos o perjudiciales para cualquier organización política: Padrinazgo, compadrazgo, nepotismo, arribismo, oportunismo, intrigas cortesanas (por decir lo menos), y falta de ética, entre otros severos problemas. De la conocida “tolda blanca” devino una serie de organizaciones similares, con estructuras casi idénticas, que dieron origen al mal de Venezuela, en principio conocido como MVR (Movimiento V República), y ahora PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela).

Es evidente que mientras un Estado se descompone, se descomponen los valores que su gente tiene o tenía, y por ende, dicha descomposición llega hasta los cimientos de las organizaciones políticas, principales encargadas de guiar, encausar, dirigir los destinos nacionales a través de sus dirigentes.

Es natural que por el esquema mental del latinoamericano, del venezolano, estrictamente hablando, el Socialismo sea fácil de introducir en la vida política nacional, tanto así que, aproximadamente un 80% de partidos políticos, al menos los más emblemáticos y con mayor base de apoyo popular, son partidos de tendencia socialista.

Siempre que se desarrollan épocas oscuras para las sociedades, se enturbian los procesos sociales. En Venezuela esto terminó generando un país ablandado mentalmente por los conceptos de “justicia social”, “distribución de la riqueza”, “socialismo”, entre otros tantos mitos naturales de la vida política venezolana, y hemos visto nacer lo que a mi juicio destruyó la práctica política en Venezuela: La mutación de las organizaciones políticas en lo que yo llamo franquicias políticas.

Nos referimos a franquicia en el sentido comercial de la palabra, porque, en Venezuela, las organizaciones políticas se ponen al servicio del mejor postor, cual si fuesen empresas, operan comercialmente, traficando influencias, convirtiéndose finalmente en organizaciones criminales con estructuras políticas, lo cual puede considerarse el mayor peligro para nuestra sociedad latinoamericana, poniendo en riesgo la vida republicana, la democracia, la seguridad jurídica de las personas y el bien común.

La confusión y conjunción del aspecto comercial con el político ha convertido a las organizaciones políticas en una amalgama tóxica de falsas promesas y enriquecimiento ilícito, los partidos se han desnaturalizado, creyendo que la voluntad popular es una transacción financiera, un cheque en blanco con el cual pueden pagar y darse el vuelto al mismo tiempo.

Nuestra propuesta para las organizaciones políticas se basa en algunos pilares fundamentales, que humildemente consideramos pueden recomponer el ejercicio ético y natural de la labor política. Pretendemos dejar a conocimiento público tanto los principios como los ejes organizacionales que deben regir a una organización política, más allá de la tendencia que ésta tenga (izquierda, derecha, centro, etc), porque si la ciudadanía es consciente y maneja la información correcta, puede transformar positivamente el ejercicio político de un país.

Los principios que deben orientar a una organización política, son sus fundamentos de funcionamiento, los pilares que la sostienen en tiempo y espacio, la razón de ser o deontología de la organización política, a saber:

1- La ética como base fundamental de la organización política: Todo miembro de una organización política debe cumplir ciertos requisitos de conducta apegados a un modelo ético definido. Cuando me refiero a esto, quiero decir que cada organización debe sentar sus bases éticas propias, para ello, traigo algunos ejemplos sencillos:

· El Partido de los Profesionales tiene como base ética fundamental que todos sus miembros sean reconocidos profesionales, agremiados y excelentes trabajadores en su área profesional, no se admite dentro de las filas del partido a personas que no hayan cursado estudios superiores o carezcan de experiencia en sus respectivas profesiones.

· El Partido del Común se caracteriza por la labor en beneficio de la sociedad de sus miembros, toda persona que aspire a ser afiliado del partido, deberá tener en su hoja de vida una trayectoria de actividades altruistas.

· El Partido de Propietarios tiene como premisa la defensa de la propiedad privada, sus miembros deberán ser propietarios de uno o más inmuebles además de ser reconocidos como legítimos trabajadores, empresarios, comerciantes, y estar libres de toda tachadura de enriquecimiento ilícito o afectación indebida de la propiedad de terceros.

Podríamos exponer diversos ejemplos, pero he manifestado algunos de ellos sólo en virtud de hacer un mapa mental mucho más práctico del primer punto.

2- El ejercicio NO LUCRATIVO de la política: Lo he puesto en mayúsculas, ya que debe quedar sentado que la labor política, tiene un fin no remunerado, social y de servicio. Los partidos políticos deben adquirir sus recursos de donativos y aportes realizados por sus propios miembros, dichos aportes deben tener un origen lícito, la administración de dichos aportes debe ser severamente auditada y estar sometida a una rendición de cuentas interna del partido o pública según el caso lo amerite.

3- La profesionalización de la política: Los políticos o personas dedicadas a la labor política deberán contar con formación profesional, además de estudios complementarios para el ejercicio de la labor política, no puede admitirse a una persona sin estudios ni ánimos de superación profesional como líder o dirigente, la inobservancia de este asunto expone a la política a quedar en manos de personas no calificadas para administrar los designios de la ciudadanía y puede traer consecuencias nefastas en la sociedad.

4- Las personas prestadas a la labor política no pueden dedicarse exclusivamente a esto: Todo político deberá ser una persona cuya trayectoria no sea meramente política, si bien es cierto que la política debe profesionalizarse, no resulta adecuado admitir que los políticos vivan exclusivamente de la política, ello conlleva a vicios y corruptelas harto conocidas. Toda persona que desee ejercer una labor política deberá demostrar que se sostiene legítimamente con el fruto de su trabajo, no de prebendas o beneficios obtenidos en relación a su posición política.

5- El bien común como propósito de la labor política: Es vital que se considere que la política debe conllevar a una mejoría en la sociedad, y que ésta mejoría debe ser para todos, en virtud de ennoblecer a la Política y hacer de ésta una labor loable, respetable y digna. Esto hará que todas las personas respeten la política y la vean como un medio para el mejoramiento de la sociedad, generando un clima de estabilidad y fortalecimiento institucional del sistema de gobierno a través de las organizaciones políticas.

Consideramos que si los principios preexpuestos fuesen aplicados, las organizaciones políticas y la sociedad en general se vería beneficiadas por igual, y ello redundaría en un mejor clima social de convivencia, además de dar credibilidad y respaldo a los representantes de la ciudadanía. No resulta tan difícil, si lo visualizamos, nos daremos cuenta de que lo único que se necesita para materializar en la realidad el contenido de dichos principios es voluntad, lo demás vendría por añadidura. El fortalecimiento de las organizaciones políticas blindaría a las sociedades y las protegería del peligro populista, haría sostenible en el largo plazo la estabilidad y evolución institucional, y generaría interés en la población de participar y hacerse parte de los procesos políticos. Realmente, el debilitamiento y desnaturalización de las organizaciones políticas sólo repele la participación activa de la sociedad en los asuntos comunes, lo cual trae como consecuencia el empoderamiento de personas no calificadas en la administración pública de los países, y en última instancia, el desastre, la hecatombe, el caos en las sociedades contemporáneas, especialmente la latinoamericana.

Este artículo se sustenta en conocimientos sobre teoría política y organizaciones políticas, así como en la experiencia sobre dichas organizaciones en virtud de su funcionamiento y estructura. Aplicable al caso Venezuela, y en determinadas situaciones, por regla casi general o analogía a países de américa latina.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

UN SENTIMIENTO LLAMADO VENEZUELA



A quienes nos ha tocado vivir la experiencia migrante provenientes de Venezuela, hemos sentido la vergüenza de ver algunos malos elementos nacidos en nuestro país que hacen estragos en país ajeno, cuestión que ha llevado a algunos paisanos incluso a renegar de la nacionalidad venezolana, es óbice para la comunidad venezolana en el extranjero este tipo de gente, o más específicamente, este tipo de conducta reprochable de algunos paisanos que se creen "la pepa del queso", "el ombligo del mundo", o que sencillamente se creen con la facultad de delinquir en otros países de manera impune y desmedida.

Habiendo expuesto una realidad que nos afecta a todos los provenientes de Venezuela, cabe decir que la mayoría de nosotros condenamos y reprobamos a esos marginales con los cuales tenemos la desdicha de compartir nacionalidad, nos dedicamos honradamente a trabajar, y luchamos día a día por hacernos parte del país donde hemos sido recibidos.

Es preciso manifestar, que muy aparte de lo ya manifestado, respecto del gentilicio venezolano existe otra realidad palpable, una realidad interna, al margen de todo temor o duda, es un orgullo silente, una marca de identidad permanente: El amor que toda la diáspora siente por Venezuela: Venezuela el concepto, Venezuela el ideal, Venezuela el proyecto, Venezuela el anhelo, esa Venezuela soñada, ese recuerdo de un país abundante en todos los aspectos, materiales y espirituales.
Y es que, sin ánimos de promover rencores ni rencillas con los nacionales de otros países, el venezolano posee algo que a mi juicio otros no poseen: Una profunda vida emocional.

Nuestra infancia, adolescencia y adultez es vivida de manera intensa y emotiva. No existe venezolano que no añore las reuniones con sus amigos, los dramas de la adolescencia, los tiempos mozos, las imágenes vívidas de epocas transcurridas en suelo natal. No existe otra nacionalidad en el planeta en la que la gente le pida la bendición a su mamá al salir o entrar a casa. No hay otro gentilicio que tenga tantos códigos de lenguaje en diversos ámbitos, para el amigo tenemos un código de comunicación, para la pareja otro, para la familia otro, así como en el trabajo, y así sucesivamente.

Para el venezolano un extraño puede ser su "hermano", su "pana", su "amigo", o dependiendo del contexto su "amor", su "vida" y su "corazón", "reina-rey", "principe-princesa", etc.

Los venezolanos nos tratamos de manera cálida, cercana, como si nos conocieramos de toda la vida. Puedes estar en un banco haciendo cola, y si surge algún comentario o punto en común. puede dar pie a la charla más distendida y fluida del día, aunque no vuelvas a ver nunca más a ese extraño, durante unos minutos fue tu gran amigo.
Así somos, cálidos, cercanos, amables, atentos a las necesidades del otro. Nos preocupamos más por cualquier dolencia o fatiga en el amigo o familiar que por una dolencia o enfermedad propia.
En líneas generales, nos gusta divertirnos, hablar, "echar cuentos". La mejor parte de un agasajo o "tomildo" en casa de un amigo no es la "curda" (licor) es la experiencia de relajación, la conversación constante, la "jodedera" y la conexión grupal.
Nuestra manera de vivir las emociones es permanente, todo está relacionado con ellas: Si alguien es descortés o hace algo que te desagrada es un "pajuo", si es buena gente es "alto pana", si es servicial es "chévere", y así confluimos en la experiencia de ser venezolanos, a través del gesto cercano, del apodo (en el buen sentido), del bochinche (relajo o momento de distensión).
Por lo general, no somos protocolares ni fríos, aunque sí corteses y educados.
Así somos los venezolanos.
Aunque nos quedasemos sin país (físico), nuestro país psicológico es nuestro acervo, nuestro estilo de vida, nuestras emociones. Podría decir claramente, que aunque la Venezuela-país se llegase a extinguir definitivamente, la Venezuela-sentimiento nunca podrá ser destruida, porque es intangible, es intocable, es inmune y perpetua.

El imaginario colectivo sobre lo que es Venezuela, para los venezolanos, jamás dejará de existir mientras exista un venezolano. Somos sentimiento puro, así nacimos, así somos, así seremos, desde la cuna hasta la sepultura.

—Andrés Fernández