Las excelsas líneas del poeta llegaron a mí, leyendo un maravilloso libro, del Dr. Manuel Barroso, cuyo título es "Autoestima del Venezolano: Democracia o Marginalidad", tratando de encontrar fuerzas para seguir creyendo en este país que me lo ha dado todo a pesar de su maltratada historia y de la ingratitud de la mayoría de sus hijos (incluyéndome), aunque, es mi anhelo, y espero a futuro, poder resarcir el daño que le he hecho y el bien que no le hecho a mi amado país, como sé que ustedes, estimados lectores, quieren y desean igualmente, compartiendo una visión de una Venezuela bonita, querida y próspera, en la cual el "primero yo" pase al olvido, y el NOSOTROS tome protagonismo fundamental en la construcción de una mejor nación.
Este poema maravilloso, nos invita a ser personas, ¡Si, así es!, sólo a ser personas, o a "ser gente" -como dice el refrán popular-, ese sencillo arte de vivir, de no olvidarnos de nosotros mismos, de no autodestruirnos con vicios ni subterfugios mentales, que parece que se nos ha olvidado por completo.No nos invita a tener más para valer más (como se nos ha enseñado erradamente en nuestras casas, escuelas y medios de comunicación), tampoco nos invita a creer en la falsa panacea que ofrece la farsa de los partidos políticos tradicionales, que se endilgan la palabra democracia a sí mismos creyéndose infalibles y perfectos sin practicar ni siquiera uno solo de los principios de la democracia (como lo es el respeto de las diferencias y el respeto al ser humano por encima de cualquier militancia política proselitista), esa farsa, en la cual lamentablemente muchos han caído (incluyéndome), pero cada vez más, personas de valor, con principios, con liderazgo y pensamiento crítico libre, están despertando del letargo y están dispuestas a asumir el destino de su propia vida y el destino de nuestro país, basados en el respeto y la sana convivencia social, en la interrelación mutua de todos los venezolanos, y en tantas cosas que este país y su gente tiene para ofrecer.
Sin más preambulos, dejo con ustedes el poema, en su versión para Youtube, y en su versión escrita:
Coloquio bajo la palma
Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber,
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después ir alumbrando.
Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que darles es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay por qué apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrado.
Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.
A Dios que me de tormentos,
a Dios que me de quebrantos,
pero que no me de un hijo
de corazón solitario.
—ANDRÉS ELOY BLANCO
Versión audible para Youtube:
